En la penumbra de un pasillo sin luz eléctrica, dos médicos del Hospital General de Albacete calmaban ayer lunes a madres, padres y niños, pacientes del ala de pediatría, con el último parte de situación. “Hay un apagón en toda España pero vamos a dar asistencia médica a todo el mundo. Vamos a ir más lentos y pedimos paciencia”, explicaba uno de los profesionales con tono tranquilo y el zumbido de fondo de los motores de diésel que mantienen en funcionamiento el grupo electrógeno del centro necesario para los equipos médicos.
Así se enfrentaron los sanitarios al corte eléctrico que ha afectado a España, Portugal y otros países europeos este lunes por la mañana y a los que crisis anteriores como la pandemia ha enseñado a organizarse y tomar medidas rápidas y eficaces, tal y como cuenta María Carmen Carrascosa, jefa del servicio de Pediatría.
“La dirección ha puesto en marcha un plan de crisis. No se va interrumpir el suministro eléctrico aunque esto dure días y ya hemos preparado turnos de guardia extras ante cualquier incidencia”, aclaraba la cabeza del servicio infantil, quien mantenía la calma y una sonrisa a pesar del nerviosismo de los pacientes y el clima de incertidumbre.
“Es cierto que algunas máquinas digitales han dejado de funcionar, hemos cancelado operaciones que no eran urgentes y que al caerse Internet no tenemos acceso a los historiales clínicos de los pacientes”, detallaba Carrascosa, quien afirmaba que pese a las circunstancias el Hospital seguía totalmente operativo. “Hemos vuelto al papel, los quirófanos siguen abiertos para intervenciones importantes y la mayoría de máquinas funcionan”, aclaraba mientras daba indicaciones a su equipo en una mañana ajetreada donde las comunicaciones a pie de calle y entre centros médicos se realizaban a través de los ‘walkie talkies’ de la Policía Nacional que suplían la ausencia de un número de emergencias ante la caída de la red telefónica.
Desde una sala de la segunda planta del centro sanitario se coordinaban policías, ambulancias y sanitarios con la dirección del Hospital reunida. “Hemos reforzado UCI, neonatal y urgencias”, explicaba la jefa de Pediatría. A medio día, la mayoría de las incidencias se limitaban a rescates de gente atrapada en ascensores, asistencia a personas con movilidad reducida que no podía acceder a sus casas y ataques de ansiedad, según detallaban fuentes de la Policía Nacional.
Los propios empleados de las obras de la ampliación del Hospital General, que estaban trabajando en el momento del apagón, colaboraron en la activación del plan de contingencia desplegando 500 metros de cable en 15 minutos para conectar el grupo electrógeno al nuevo edificio industrial del centro médico.
Varios pasillos del centro tenían la luz apagada y los pacientes hacían cola en el kiosko del Hospital para comprar comida ante la desconexión de las máquinas de vending. “Las luces funcionan pero intentamos mantener el gasto energético al mínimo”, aclaraban desde el equipo de comunicación. “El plan de contingencia se ha comunicado también al Hospital Perpetuo Socorro para una mayor coordinación”, añadían.
Uno de los mayores retos era la propia coordinación entre médicos, explicaba la jefa de pediatría. “Los buscas no funcionan y nos toca subir y bajar continuamente todas plantas del Hospital”, comentaba Carrascosa. El día prometía ser largo, y aunque su turno estaba a punto de terminarse, la jefa de sección estaba convencida de que lo tendría que alargar. “No puedo estar exigiendo guardias extra y largarme yo en medio de esto”, aclaraba con una sonrisa mientras un camión cisterna se aproximaba a la entrada del centro para rellenar el suministro de los generadores. “Estamos preparados para todo. Los días del covid nos enseñaron mucho a gestionar crisis. Sólo pedimos a la gente que sea paciente y tenga calma”, concluía la profesional.