Miguel Ángel Rubio, natural de Lezuza, un pequeño pueblo de la provincia de Albacete, es todo un artista de la mecánica, especialmente en todo lo relacionado con la restauración de los tractores. Una pasión que nació hace varios años cuando este vecino de Lezuza se lanzó a restaurar el antiguo tractor de su abuelo.
Miguel Ángel Rubio es profesor, pero en su tiempo libre se coloca el mono de trabajo y se convierte en un verdadero artista de la restauración. Una singular afición, ya que Rubio dedica muchas horas a que esta maquinaria destinada a las labores del campo.

Aunque el talento de Rubio como restaurador es innegable, cabe destacar la parte sentimental que le une a esta actividad, ya que el primer tractor que tuvo entre sus manos fue el de su abuelo. Un tractor con mucha historia, ya que alrededor de este vehículo la familia de Miguel Ángel tiene muchos recuerdos. “En este tractor he pasado muchas horas con mi abuelo y fue con el que mi padre me enseñó a realizar algunas labores del campo”, comparte con El Digital de Albacete.
La pasión de este albaceteño por restaurar gigantes del campo
El gusanillo de este docente de Albacete comenzó en su niñez. “Me gustaba la mecánica y empecé a restaurar algunas motos clásicas”, asegura, y explica que “con el tiempo, cogí el tractor de mi abuelo que necesitaba una reparación integral”. Y así, de una manera natural y espontánea, Miguel Ángel Rubio se lanzó en esta aventura que le ha enganchado y que a día de hoy se ha convertido en una de sus grandes pasiones, junto a la escritura, ya que todo el conocimiento que ha aunado durante estos años lo ha llevado a escribir varios libros sobre estos vehículos y su particular mecánica.

Con el Ebro 1995 de su abuelo, Miguel Ángel Rubio emprendió esta aventura. “Le tengo mucho cariño, tiene muchísimo valor sentimental”, asegura, ya que además de ser el primero, era propiedad de su abuelo, y junto a él en este tractor compartieron muchos momentos que a día de hoy perviven todavía en el vehículo.
En cuanto a lo relacionado con la mecánica, Miguel Ángel Rubio señala que, pese a lo complejo que pueda parecer, “con nociones de mecánica se puede hacer con el manual en mano”, y destaca “la mejor parte”, ya que con un buen arreglo “puede durar 50 años más”.
Por el momento, este vecino de Lezuza se encuentra inmerso en la restauración del que es ya su cuarto tractor, tras haber conseguido poner a punto otros tres en los últimos años.

“Paciencia, observación y estudio”
Cabe destacar la complejidad a la hora de ponerse manos a la obra con este tipo de vehículos debido a sus dimensiones. “Un tractor puede pesar unas 6 toneladas, solo quitar las ruedas estamos hablando de alrededor de 1.500 kilos”, señala, y explica que “es complicado moverlo”.
Esta afición requiere de tiempo, y por supuesto, de paciencia, ya que “en la mecánica no se puede ir rápido, si haces algo mal se puede volver contra ti”, manifiesta el restaurador, que apunta que “una mala calibración puede hacer que todo el trabajo se vaya, con el coste económico que conlleva”. Así, asegura que esta práctica requiere “paciencia, observación y estudio”, ya que este tipo de tractores antiguos “no son como los modernos que con la electrónica puedes modificarlo todo, es necesario tener en cuenta otro tipo de detalles”.

500 horas de trabajo y un tractor
Miguel Ángel Rubio no le dedica todo el tiempo que quisiera a esta pasión, ya que lo compagina con su trabajo como docente. “Son ratos libres, y muchos fines de semana”, explica, pero sobre todo, son muchas horas, ya que en algunos casos el coste de tiempo para restaurar alguno de estos vehículo ha sido cercano a las “500 horas”, tal y como comparte Rubio con El Digital de Albacete. En el caso del tractor del abuelo de Miguel Ángel, éste apuntó que “lo restauré junto a mi padre, y puntualmente nos ayudaron otras personas porque hubo que desmontarlo por completo, piñón a piñón y rodamiento a rodamiento”.
A veces puede resultar difícil encontrar reemplazo para ciertas piezas en el campo de la restauración de vehículos, independientemente del modelo. Lo cierto es que en este campo hay alguna que otra ventaja a tener en cuenta a la hora de ponerse el mono de trabajo. “Antiguamente este tipo de vehículos se fabricaban con la finalidad de que fuesen útiles y durasen el máximo tiempo posible, por lo que se siguen fabricando muchas piezas, algunas para tractores y otras para otro tipo de automóviles que se pueden utilizar igualmente”.

En lo relacionado al plano estético, este tipo de tractores cuenta con “el perfil de estética de los años 70”, como asegura Rubio, que destaca que se puede observar “cierto principio estético”, a pesar de que “en este momento prevalecía la funcionalidad, y lo más importante es que todo estuviese accesible”. Aún así, destaca que “algunos de ellos son verdaderas obras de arte, los ingenieros eran verdaderos artistas”.

La pasión de Miguel Ángel Rubio por esta afición es más que notable. De hecho, le ha permitido aunar tantos conocimientos que ha decidido compartirlos con el público en varios libros. Aunque la pasión por la mecánica es uno de los motores de este profesor, hay algo que va más allá. Y es que “lo más importante no fue el proceso de restauración del primer tractor, sino el tiempo que pasé con mi padre, que fue quién me enseñó todo lo que sé relacionado con el campo, y en el tractor de mi abuelo, con quien iba a todos sitios en este vehículo acompañándole en sus labores”, tal y como asegura Miguel Ángel Rubio.