Al borde de la tragedia en Albacete

La Policía Local de Albacete arrestó a un varón de 26 años que se había convertido en un auténtico peligro

La Policía Local de Albacete ha informado de la detención de un varón de 26 años que debido a las condiciones en las que se encontraba podría haber causado una verdadera tragedia en la capital manchega.

Los hechos ocurrieron a primeras horas de la madrugada, a eso de las 06:45 horas, momento en el que el ahora detenido sufrió un accidente de tráfico con el coche que conducía al estrellarse contra otros dos que estaban aparcados correctamente en el Paseo de la Circunvalación; explica la propia Policía Local de Albacete.

Policía Local de Albacete / Foto de archivo

Tras tener conocimiento del accidente, dos dotaciones de la Policía Local de Albacete se desplazaron con celeridad al lugar de los hechos y tras entrevistarse con el citado conductor procedieron a someterlo a las pruebas de alcoholemia, ya que los síntomas que mostraba indicaban que se encontraba bajo una gran intoxicación etílica; argumentan fuentes policiales.

Una vez los datos fueron reflejados por el etilómetro se confirmó que sólo la suerte había evitado una posible tragedia en Albacete, ya que esta persona arrojó una tasa que multiplicaba por tres la máxima permitida y por muchísimo más las opciones de que lo sucedido hubiera podido acabar mucho peor en lo que a daños personales, propios o de otros individuos, se refiere.

Ante tales hechos, la Policía Local de Albacete procedió a la detención de este varón como el presunto autor de un delito contra la seguridad vial. Ahora, será juzgado en las próximas fechas por ello y un juez decidirá su futuro más inmediato al respecto tras los presuntos hechos cometidos.

Tasas de alcoholemia / DGT / El Digital de Albacete

Un auténtico peligro circulando por Albacete

La elevada tasa de alcoholemia que arrojó esta persona la convertía en un auténtico peligro para su integridad física y para la de los demás, por lo que podría haber causado un suceso de dimensiones mucho más grandes a él mismo o a cualquiera que se hubiera cruzado en su camino, ya fuera un peatón u otro conductor.

Es un hecho clínicamente comprobado que el alcohol modifica las capacidades del conductor, ya desde niveles inferiores a 0’5 gramos/litro, en sangre, y 0’25 miligramos por litro en aire espirado. El deterioro afecta sobre todo a capacidades como la atención dividida, necesaria para atender a varias circunstancias al mismo tiempo, cosa que se da habitualmente mientras circulamos, a la capacidad de seguimiento de una trayectoria, al tiempo de reacción, a las habilidades psicomotoras, al procesamiento de la información, a las capacidades perceptivas y a la capacidad de concentración. Algunos factores como la fatiga, el sueño y la tensión nerviosa, empeoran todavía más la respuesta del individuo que ha consumido alguna bebida alcohólica.

En definitiva, que el límite legal de alcoholemia sea de 0’5 gramos/litro, no quiere decir que por debajo de esta tasa no aparezcan ya algunas peligrosas disfunciones, sobre todo del comportamiento, que pueden constituir ya un claro riesgo para los conductores y, por tanto, también para el resto de los usuarios.

Bajo los efectos del alcohol se cometen muchos más errores al volante, y la toma de decisiones se vuelve más lenta. El alcohol produce alteraciones muy evidentes en el comportamiento de las personas y afecta a casi todas las capacidades psicofísicas necesarias para una conducción segura.

Foto de archivo / Policía Local de Albacete

Aún por debajo del límite legal, el riesgo de accidente puede verse ya incrementado. Por ello, lo mejor es evitar conducir después de haber consumido cualquier cantidad de alcohol. La única tasa realmente segura es 0’0 gramos/litro. Además, por debajo de la tasa legal, el conductor no suele ser consciente del riesgo al que se expone y no toma las precauciones adecuadas, por lo que puede aumentar su nivel de tolerancia al riesgo.

Fuentes especializadas aseguran que conducir bajo la influencia de esa tasa pone en serio peligro la vida de los demás y la suya propia, pues una tasa tan elevada hace que el conductor tenga graves problemas perceptivos tales como visión doble, deslumbramientos o visión en túnel. Igualmente, se producen graves alteraciones atencionales que afectan a la atención y a la vigilancia. También se produce una grave alteración en la toma de decisiones y se percibe peor el riesgo. Del mismo modo, se sobreestiman las capacidades propias, se muestra un comportamiento impulsivo impredecible, el tiempo de reacción se ve gravemente alterado y se tienen problemas serios de la coordinación y la percepción de movimientos.

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