DESDE EL ACEQUIÓN | Roma no paga traidores, Albacete sí

Artículo de opinión de Antonio Martínez

Querido paisano.

Te escribo desde la cima de la Motilla del Acequión, quizás desde el mismo enclave donde decidiste construir tu hogar hace más de cuatro mil años. 

Desde entonces, ha pasado mucho tiempo. Por eso, quizás no sepas que en nuestro Ayuntamiento habita una rara avis de la política. Una troika de tránsfugas expulsados de VOX, que a pesar de que la Justicia les ha dicho que nones hasta en tres ocasiones, y que la normativa municipal les niega el pan y la sal, son mimados por nuestro alcalde como no lo hace con ninguna otra persona en nuestra querida ciudad, y eso que solo los necesita para que se encojan de hombros y miren para otro lado una vez al año, justo el día en el que se aprueben las cuentas municipales, y después si te he visto no me acuerdo y hasta otra.

Ellos y ella dicen muy patrióticos en su defensa, que se saltaron la disciplina de su partido por Dios y por España, y claro, contra esos argumentos tan escasamente argumentados poco se puede decir, salvo quizás que ese amor a Dios y a España también tiene su precio, en concreto 134.571,22 euros al año, que es lo que por obra y gracia de nuestro apreciado alcalde, viene cobrando el mencionado trío por hacer no se sabe bien qué, ni cómo, ni cuándo. Y es que ya se sabe que el dinero es mucho más libre que la gente 

Lo peor de todo es que estoy convencido de que para los que cobran y para el que paga, el pequeño detalle de seguir llevándoselo crudo carece de importancia y desde luego no ensombrece para nada el apego que le puedan tener a la cinta rojigualda que lucen en sus calcetines, ni el elevado fervor religioso que les lleva a los unos a renegar del paraguas bajo el que se cobijaron en las últimas elecciones municipales, y al otro a saltarse a la torera la normativa municipal y proceder de forma diferente a como se ha hecho en situaciones similares. Pero como no somos ríos, pues nos volvemos, ha debido pensar el inquilino del despacho rectangular con vistas al Museo de la Cuchillería, aleccionado, ¡uy perdón!, asesorado por la legión de manijeros que sobrevuelan por la planta noble municipal.

Creo sinceramente que nuestro primer edil preferiría disfrutar de otros compañeros de viaje menos señalados para pasar este trance, pero por poco más 130.000 euros al año, que además no salen de su bolsillo, se asegura tener comprados los votos que le faltan para seguir presumiendo de disponer de unas cuentas que lo mismo son sociales, que educativas, que emprendedoras, deportivas o participativas, según sea el auditorio que tenga delante, aunque luego no sea capaz de gastarse ni cinco céntimos de cada euro que consigna en el presupuesto de inversiones, en el que vuelve a repetir actuaciones que ya reflejó en el documento del año anterior y para las que no solicitó el correspondiente crédito que les diera viabilidad. Vamos, como para ir presumiendo por ahí de ser buen gestor en su gira de presentación de las cuentas públicas. 

En mi modesta opinión el alcalde se equivoca dos veces. Primero por dar una pátina de apariencia de legalidad a la situación del trío tránsfuga, aunque para ello haya tenido que torturar la letra del reglamento municipal y retorcer el espíritu que lo inspiró, para seguir manteniéndoles su salario a cambio de su voto, que puede que hasta sea legal, vete tú a saber tal y como está la Justicia últimamente, pero que desde luego dista mucho de lo que nos dice la ética.

Y en segundo lugar por fiarse de quienes ya han dado muestras sobradas de no ser muy fiables. A fin de cuentas todos sabemos que puede traicionarte hasta quien te da un beso.

Tiempo tiene nuestra primera autoridad local en reconsiderar su postura, romper públicamente el cordón umbilical que le une con la extrema derecha, renegar de los ahora llamados no adscritos y presentar otras cifras diferentes que puedan conformar otras mayorías. Pero ojo al parche, esta vez sin engaños ni embustes, que ya nos conocemos y llueve sobre mojado.

PD. Se nos ha ido sin hacer ruido Juan Antonio Mata. El sindicalismo de clase, la izquierda luchadora pierde a uno de sus referentes de las últimas décadas y la ciudad se queda un poco más huérfana. Allá donde estés échanos un ojo de vez en cuando y ayúdanos a mantener firme el rumbo que siempre inspiró tu vida. Que la tierra te sea leve compañero.

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