Pan Bendito, el secreto mejor guardado de este pueblo de Albacete

En Casas Ibáñez se elabora el Pan Bendito en la festividad de San Antón

Probarlo es toda una perdición, por eso los vecinos de Casas Ibáñez disfrutan ya de su autóctono y tradicional Pan Bendito, un delicioso dulce que se elabora en el mes de enero para honrar a San Antón.

Sin duda este pan bendito es protagonista en las celebraciones de San Antón, junto con la rifa del cerdo que seguramente no tiene un origen tan lejano como el de la elaboración de estos dulces. Toda una fiesta de los fríos días de enero, que la tradición ha mantenido durante muchos años en esta localidad de la provincia de Albacete.

Cristina Achim elaborando Pan Bendito

Elaboración del Pan Bendito

Hace unos años, la pastelería ‘Amelia’ de Casas Ibáñez recuperó la receta tradicional del Pan Bendito. Cristina Achim, gerente de la pastelería ‘Amelia’, explica que “este dulce tan sencillo como delicioso consiste en una torta de masa de pan elaborada con aceite, harina, manteca, levadura, huevo, sal, y agua. Se mezclan todos los ingredientes en un bol y se baten hasta conseguir una masa fina, elástica, y agradable al tacto. Una vez conseguida esa textura, se introduce la masa en un bol, previamente untado en aceite, y se hace una bola, se tapa con film y un paño limpio, y se deja en un sitio cálido durante una hora, con el fin de que triplique su volumen. Una vez pasada esa hora, se desgasifica, y se deja reposar otros diez minutos tapada con un paño, para después, una vez pasado ese tiempo, estirar la bola con un rodillo o las propias manos. Una vez estirada la masa se harán unos cortes con las tijeras para dejar unas ranuras donde irán las almendras. Luego se espolvorea con anises o matalahúva, y se clavetea con las almendras antes de llevarlo a la fermentadora.  Una vez fermentado se lleva al horno, donde deberá estar unos 15 minutos. Por otro lado, mientras la masa está en el horno, se pone en un cacharro la miel, el aceite y se lleva a fuego, removiendo con una cuchara hasta que los dos ingredientes se mezclen creando una emulsión. Pasados los 15 minutos, se saca del horno, se cubre con la miel que hemos preparado, y a disfrutar de un rico Pan Bendito”, explica.

Cristina Achim elaborando Pan Bendito

Una carreta tirada por un burro para repartir el Pan Bendito

En sus orígenes, este dulce se elaboraba solo en enero para honrar a San Antón y, una vez bendecido en la Iglesia, era llevado en cestos para ser vendido por las calles del pueblo al son de tambores y dulzainas. Una tradición que aún se mantiene gracias a José Gil, un vecino de Casas Ibáñez que, a sus 70 años, sigue haciendo el tradicional pasacalles con la carreta de San Antón, tirada por un burro, repartiendo Pan Bendito por las calles de la localidad. “De pequeño he labrado mucho con las mulas, y es algo que llevo en los genes. Siempre me ha gustado mantener las tradiciones, así que, cuando llegan estas fechas, estoy deseando enganchar el burro y salir con la carreta a repartir Pan Bendito a los vecinos por las calles de mi pueblo, algo que llevo más de 20 años haciendo, y es todo un orgullo para mí. El Pan Bendito se  bendice temprano en la Iglesia, y a eso de las 10 de la mañana, lo recogemos y salimos a hacer un recorrido por el pueblo para repartirlo. Antiguamente, la carreta iba acompañada del ‘tío de la pita’, dos músicos tocando tambor y dulzaina, pero ahora voy acompañado de una charanga, y los vecinos salen a la calle a recibirnos en cuanto escuchan la música”, describe.

José Gil con la Carreta de San Antón

 La tradicional rifa de San Antón

Además de repartir Pan Bendito con el carro y el burro, la comitiva va vendiendo a los vecinos papeletas para una rifa. Juan Antonio Gómez, miembro de la Cofradía Virgen de la Cabeza, y colaborador de la Iglesia San Juan Bautista de Casas Ibáñez, nos cuenta que “antiguamente, una semana antes de San Antón, se soltaba un gorrino por las calles del pueblo. Durante esa semana, el gorrino iba suelto a sus anchas, deambulando por donde quería, y eran los vecinos los que cuidaban de él, y le echaban de comer. Por aquel entonces, las mujeres hacían el Pan Bendito en sus casas, y luego lo llevaban a la panadería a hornearlo. Después de bendecirlo, una Cofradía de San Antón salía con un carro y una mula repartiéndose a los vecinos, y vendiendo papeletas para la rifa del gorrino. Al que le tocaba el cerdo, ya se encargaba de la matanza en su casa. Cuando empezaron las restricciones, y ya no se podía hacer matanza en las casas, reemplazaron la rifa del marrano, por el de cuatro jamones, y con el tiempo, a la rifa de una cesta que, para seguir con la tradición, está compuesta por productos obtenidos del cerdo, como jamón, salchichón, chorizo, morcilla, o lomo.  Se podría decir que se sigue rifando un gorrino, pero ahora ya viene ‘empaquetao’, y la cesta tiene un valor de unos 500 euros”, señala.  

Cesta de San Antón

En plena comarca de La Manchuela, Casas Ibáñez elabora el Pan Bendito, una tradición ancestral, e irresistiblemente dulce, que ayuda a entrar en calor en este frío mes de enero, que anuncia por fin sus fiestas de San Antón. 

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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