Albacete cuenta con muchos secretos guardados entre sus calles y plazas. Algunos de ellos, son conocidos entre los albaceteños, otros muchos, distribuyéndose por los rincones de la ciudad, y algunos permanecen ocultos en edificios emblemáticos y simbólicos de la capital albaceteña.
Desde El Digital de Albacete, continuamos descubriendo algunos de estos pequeños detalles y enigmas que rodean la ciudad. Como por ejemplo, la muralla que salvaguardaba la capital albaceteña en la época medieval o el rayo que cayó en la Plaza de Toros de Albacete, destruyendo una de sus torretas. También nos adentramos en la Catedral de San Juan para descifrar el misterio de una particular lámpara, descubrir los planos originales del templo albaceteño y la idea principal sobre la que se construyó la catedral albaceteña.
El enigma de la lámpara
La Catedral de Albacete esconde un misterio desde tiempos inmemorables. Un enigma que ha dado y sigue dando mucho que hablar, sobre el que existen varias teorías, aunque tiene una respuesta más sencilla de lo que parece. La clave de este curioso misterio se encuentra en un elemento del techo de la Catedral de San Juan. Concretamente se trata de la lámpara de araña que lleva siglos iluminando el templo albaceteño.
Es conocido por las personas asiduas a la Catedral de San Juan, que en ocasiones, cuando los fieles están en misa, esta lámpara comienza a moverse, realizando movimientos circulares y girando sobre sí misma. Un misterio que ha dado lugar a varias teorías, aunque la realidad es sencilla.
Estos movimientos se deben a las corrientes de aire que se producen cuando el templo abre la puerta principal y lateral al mismo tiempo. Por este motivo, se producen corrientes de aire que dotan de movimiento a la antigua lámpara de araña que adorna el techo de la catedral albaceteña. Este fenómeno se produce principalmente en verano, cuando las puertas de la Catedral de San Juan permanecen abiertas debido a las altas temperaturas que se registran Albacete en los meses estivales.
Albacete, una ciudad amurallada
Hay muchas ciudades españolas que a día de hoy conservan su muralla como Cáceres o Granada, y otras muchas que conservan alguna parte en concreto de la misma.
Pues bien, Albacete en su momento también fue una ciudad amurallada, aunque no se ha podido conservar ninguna parte de este elemento defensivo en la actualidad. Concretamente, los orígenes de Albacete como ciudad se remontan precisamente a esta muralla, ya que en la Edad Media existían tres puntos claves, donde de situaban tres fortalezas como medida de defensa.
Estas fortalezas estaban situadas en el Cerrillo de San Juan, situado en las inmediaciones de la Catedral de San Juan, otra de ellas en la Cuesta de Carretas, y la última, en el Alto de la Villa, lo que actualmente se conoce como Villacerrada.
Estas fortalezas constituían parte de una muralla defensiva con la finalidad de proteger a Albacete, que por aquel entonces era una villa, de invasiones y de epidemias. Esta muralla también tenía puertas, como la de Madrid, Valencia, Chinchilla o Murcia, que hoy en día se pueden situar gracias al callejero de la ciudad, ya que algunos de los emplazamientos donde se situaban estos espacios, han recibido el nombre de la puerta correspondiente para designar las calles actuales de Albacete.
La Catedral de San Juan de Albacete, inacabada
Los primeros datos de la construcción de la Catedral de San Juan Bautista se sitúan cerca del año 1.414, aunque se conoce que debió iniciarse sobre otra iglesia anterior alrededor de un siglo más tarde.
En los siglos de vida del templo albaceteño, son muchas las ampliaciones y reformas que se han ejecutado sobre la catedral con la intención de finalizar el proyecto original. Una construcción que nunca llegó a poner su punto y final, si tenemos en cuenta el plano original. “En sus inicios fue una pequeña iglesia mudéjar, que se fue enriqueciendo con el paso de los años”, apunta Diego Herreros, párroco de la Catedral de San Juan Bautista de Albacete.
De hecho, se puede observar en la torre principal de la Catedral de Albacete, cómo la parte superior de la misma está preparada para albergar otra altura más, que nunca se llegó a construir. “La fachada está inconclusa, a la torre le faltaría un cuerpo más”, señala, y añade que además “faltarían unos arcos sobre la puerta principal y en el techo de los laterales también faltaría el embellecimiento característico del estilo neogótico”.
Un rayo en ‘La Chata’
La Plaza de Toros de Albacete, también apodada ‘La Chata’, es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, debido a sus líneas y detalles. Diseñada por el arquitecto albaceteño Julio Carrilero, ‘La Chata’ se ha hecho un nombre en el mundo de los toros a nivel nacional, convirtiéndose en una de las plazas de referencia del país.
Más allá de ello, ‘La Chata’ también es uno de esos edificios históricos de Albacete, que durante sus más de 100 años de vida, atesora algunos secretos y curiosidades. Una de sus anécdotas, tiene como protagonista una tormenta, ya que hace “alrededor de una década, un rayo impactó en una de las torretas”, como explica Gabi, conserje de la Plaza de Toros de Albacete, quien lleva casi toda la vida ligado a ‘La Chata’.
Gabi manifiesta que este rayo “la partió y cayó al suelo entera”, y confirma que esta estructura “puede pesar alrededor de 200 kilos”. Un hecho que dejó marcada a la Plaza de Toros de la capital albaceteña, donde se puede apreciar como una de sus torretas es ligeramente diferente a las demás, debido a aquel impacto, que ha quedado reflejado en esta estructura, aunque posteriormente fue rehabilitada.
Concretamente, si nos colocamos mirando a las taquillas, “se puede ver como a la derecha, una de las torretas es ligeramente diferente a las demás, debido al impacto de aquel rayo”, señala.
Estas son solo algunas curiosidades de las muchas que guarda Albacete entre sus calles y plazas, algunas de ellas conocidas por los albaceteños, y muchas de ellas, ocultas y distribuidas por los rincones de la ciudad.
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