‘La Labradora’ es un establecimiento de Albacete que lleva más de 100 años abierto, y se ha convertido en un clásico de la ciudad. Un referente para agricultores de toda la provincia, en donde se puede encontrar de todo.

José Manuel y Rafaela, los fundadores de ‘La Labradora’
La historia de ‘La labradora’ comienza hace más de 100 años en la céntrica calle Albarderos. José Manuel García, actual gerente de la ‘La Labradora’, nos cuenta que “todo empezó a comienzos de los años 20, cuando mi abuelo Manuel, natural de Campillo de la Virgen (Pozohondo), conoció a mi abuela Rafaela, natural de Alcaraz, y, tras casarse, decidieron emprender un proyecto juntos en Albacete, una tienda de alimentación. Comenzaron en la calle Zapateros, pero enseguida se cambiaron a la calle Albarderos, justo enfrente de donde está ahora. Allí pasaron de todo, incluida la Guerra Civil, y la postguerra. En aquella época, la gente iba a la tienda con la cartilla de racionamiento, un vale emitido por el gobierno que la gente tenía que presentar cuando iba a comprar, con el fin de que los alimentos fueran repartidos de forma equitativa entre la población. De hecho, durante el régimen de Franco, la calle pasó a llamarse Jiménez de Córdoba, y después se volvió a llamar Albarderos”.

‘La Labradora’ comenzó únicamente como una tienda de alimentación. “Al principio, cuando mis abuelos la montaron, la tienda solo estaba destinada a la alimentación, pero poco a poco, por demanda de la clientela, fueron ampliando el negocio. Y es que, mi abuelo hizo su particular estudio de mercado. La gente le preguntaba por alguna cosa, e inmediatamente se ponía en marcha para encontrarlo para tenerlo en la tienda. De este modo, cuando venían los segadores a comprar el bacalao o el tocino, se llevaban también la hoz, y el sombrero. Poco a poco fue metiendo más artículos, tales como la herramienta manual que se utilizaba por aquel entonces en el campo, hasta convertir la tienda en un lugar donde el agricultor pudiera encontrar todo lo que buscara. Alrededor de los años 50, mi abuelo falleció, y fue entonces cuando mi padre se hizo cargo del negocio”, refleja.

Juan Ramón García, 2ª generación
Juan Ramón García se convirtió en la segunda generación de ‘La labradora’. “Al fallecer mi abuelo, fue mi abuela Rafaela la que se quedó al frente de la tienda, pero unos años más tarde mi padre cogió el relevo, sin perder el espíritu inicial de ‘La Labradora’. Siguiendo su intuición y la demanda que había en esos momentos, mi padre no dejó de incluir nuevos artículos en stock, y poco a poco la tienda fue haciéndose muy popular entre los agricultores de la zona. Mi padre me contaba que cuando las cuadrillas de segadores llegaban a la zona de la Mancha, pasaban por la tienda a por su hoz, su sombrero, su bacalao, y su tocino, y la cola rodeaba toda la calle. A veces tenía que cerrar la verja de hierro, dejar pasar a 4 o 5, atenderles, y luego abrirles para que salieran y que entraran otros”, indica.

José Manuel García, la 3ª generación
La tienda permaneció en esa ubicación hasta la demolición del ‘Alto de la Villa’. García recuerda que “fue en el año 1974, cuando yo tenía 11 años de edad. Se produjo una expropiación, y los locales que había en esa calle tuvieron que cerrar e irse forzosamente. En esos momentos se estaba construyendo un edificio enfrente, y mi padre compró el local, donde llevamos ya más de 50 años. En esta nueva tienda ya empecé a ayudar a mi padre, primero en el traslado de un local a otro, y luego los fines de semana, hasta que a los 18 años, en 1982, entré a trabajar de manera oficial en ‘La Labradora’. Unos años más tarde, en 1986, mi padre se jubiló, y me puse al frente de la tienda, donde llevo ya 38 años. Por supuesto he seguido con la misma esencia, y he ido ampliando material poco a poco, introduciendo en la tienda todo lo que me han ido pidiendo los clientes, porque todo se ha ido modernizando, y hay que estar al tanto de las exigencias del mercado. Tengo que tener lo que la gente necesita en estos tiempos, pero nunca dejando atrás lo de antaño. A día de hoy, aunque se venda menos, sigo teniendo horcas de madera, u hoces. En definitiva, ‘cosicas’ de toda la vida que, aunque se vendan menos, siempre quiero tener”.

Una tienda en la que hay de todo
Desde aperos de labranza, pasando por calzado, útiles para el bricolaje, herramientas, ferretería, semillas, mallas metálicas, artículos para el hogar o el jardín, desbrozadoras, toldos, mesas camilla, braseros eléctricos, o de picón, hasta productos de alimentación. José Manuel hace hincapié en que “en La Labradora hay de todo, incluso cosas que no se pueden encontrar en otro sitio en Albacete. Por ejemplo, la tabla de madera que utilizaban antiguamente para lavar la ropa encima de una pila, los ‘tira-chinas’ o las ‘zompas’ para los más pequeños. También el ‘Juego de la rana’ para las parcelas, merenderos, o patios, o las fresqueras, algo que se utilizaba antiguamente para meter la carne, el embutido, o el queso, para que no se lo comieran las moscas”.

La tienda de alimentación
Hasta el año 2010, todos los productos se vendían en el mismo local. “En la tienda teníamos una parte de alimentación, en la que vendíamos legumbres, conservas, especias, y sobre todo nuestro famoso bacalao, que siempre ha tenido mucho éxito, y viene desde Islandia. Nunca habíamos tenido ningún problema, pero hace 14 años, según la normativa, tuvimos que separar la alimentación de los demás artículos. En aquel momento aquello de separar la tienda me costó un disgusto, porque llevaba muchos años haciéndolo de una manera, y tener que hacerlo de otra me costaba mucho. Tenía todo junto, y no me hacía a la idea de tener que separarlo, porque era especial y único. Cuando llegaba el mes de diciembre, y empezaba la época de matanza, la gente podía comprar, en un mismo sitio, el pimentón, los productos de ruca, y al mismo tiempo se llevaba las tripas y la máquina de picar carne, y todo en el mismo mostrador. Pero no podíamos seguir así, y tuvimos que adaptarnos, así que habilitamos un local al lado de la tienda, que hasta entonces había servido de almacén, lo arreglamos un poquito, y lo destinamos a la tienda de alimentación”, concluye.

A pesar de la llegada de las grandes superficies, de la venta por internet, o de plataformas como Amazon, este establecimiento resiste en Albacete como tienda de ‘las de toda la vida’. Con más de 100 años de historia, ‘La Labradora’ ha sabido adaptarse a los tiempos, sin perder nunca su verdadera esencia. Una tienda que puede presumir de tener de todo, desde artículos de agricultura, y ferretería, hasta productos de alimentación, entre los que se encuentra, aseguran los fieles clientes, el mejor bacalao de la comarca.


























