Son muchos los jóvenes de Albacete que salen de la ciudad, incluso del país, para buscar mejores oportunidades laborales. Un sector afectado por este fenómeno es la enfermería, que ve como cada año numerosos enfermeros albaceteños se van de España en busca de mejores condiciones laborales. Un país que destaca entre los elegidos en este campo es Noruega, en el que ya viven muchos albaceteños que se dedican al sector sanitario.
La dificultad para trabajar en la Sanidad Pública y las condiciones de la Sanidad Privada hace que muchos trabajadores de este sector dejen la ciudad para iniciar una nueva vida en el país noruego. Es el caso de la albaceteña Esther Tierraseca, que como muchos otros compañeros ha elegido a Noruega para establecer su nuevo hogar. Concretamente, Esther reside en la ciudad de Trondheim, aunque ya ha pasado por otras ubicaciones en este país durante los tres años que lleva residiendo allí.

Un cambio de vida completo al que se someten muchos enfermeros, que buscan mejorar su calidad de vida en un país que ofrece grandes ventajas a estos profesionales. Esther Tierraseca tiene 25 años y lleva tres viviendo en Noruega, ya que “en España las condiciones laborales que tenía eran muy precarias, había días que trabajaba en la privada y en la pública para intentar puntuar en bolsa”, confiesa la joven enfermera albaceteña, que manifiesta que “en mi caso, trabajaba en la privada y cobraba fatal, pero de ahí venían mis ingresos estables”.

Sin embargo, “cuando acabas la carrera es importante trabajar en la pública y en la privada para ir puntuando en bolsa y a la vez tener un mínimo de estabilidad”, explica la albaceteña, e indica que “de la pública te van llamando para hacer alguna baja o incluso para contratos de tres días, en plantas donde no has estado nunca”. En Noruega la joven albaceteña cuenta con mejores condiciones laborales, ya que “me cubren gastos como el alquiler, el wifi o la luz”, explica la enfermera albaceteña, Esther Tierraseca a El Digital de Albacete.

De Albacete a Noruega
Ante esta situación, la joven enfermera se planteó volar a más de tres mil kilómetros de casa, para buscar mejores condiciones laborales. “Aquí en Noruega tengo más estabilidad”, manifiesta Esther Tierraseca, que asegura que “aquí tienes la opción de estar estable y quedarte fijo. Nunca te van a llamar para trabajar en una planta en la que nunca has estado, es más, para empezar en un sitio nuevo hay tres días de formación remunerados para que conozcas el funcionamiento del servicio”.
Actualmente, Esther Tierraseca trabaja en la rehabilitación de personas que han salido de un ingreso hospitalario, pero que todavía no están listas para regresar a casa. “Es una infraestructura que no existe en España, como una especie de rehabilitación y paso intermedio entre el hospital y casa”, manifiesta la albaceteña, que explica que “aquí les ayudamos a adaptarse para volver a su vida normal y ser autosuficientes”. “Hacemos rehabilitación adaptada al tipo de lesiones para que estas personas puedan ser totalmente independientes”, explica la enfermera a El Digital de Albacete.

Para trabajar en el país nórdico, Esther realizó un curso para aprender el idioma con una empresa, que “se encargó de absolutamente todo, me hicieron todo el papeleo. Yo solamente me limité a aprender el idioma y ellos lo gestionaron todo”, apunta la enfermera, que explica que además contó con unas condiciones sólidas para empezar de cero en Noruega. “Me pagan el alquiler más gastos, luz, agua, wifi y tres viajes a España al año más mi sueldo normal”, puntualiza la albaceteña.
“Donde hay condiciones precarias, hay ansiedad”
Estas condiciones laborales hicieron a esta enfermera albaceteña decantarse por hacer de Noruega su nueva casa, y de eso han pasado ya tres años. “En Noruega pago bastantes impuestos, pero merece la pena. El sueldo varía, pero pagan muy bien, con los festivos y los extras aparte”, explica la joven. Sin embargo, la situación económica de España era convulsa, ya que “me daba para vivir porque seguía en casa de mis padres, y ni podía pensar en independizarme, y eso que doblaba en la pública y en la privada, pero no tenía vida”, explica Esther Tierraseca, que asegura que “acababa en un sitio y me iba al otro. Era duro”. La joven matiza que donde hay “condiciones precarias, al final, hay ansiedad”.

Esther no es la única que ha dado este paso, y en su camino se ha encontrado con enfermeros de Albacete que también viven en el país nórdico, y como buenos albaceteños, muchos han acabado convirtiéndose en amigos. “Aquí todos hablamos en noruego con acento. Más del 90% de mi planta somos de fuera”, manifiesta la joven enfermera.

Esta huida a diferentes países es un fenómeno que sorprende a los noruegos y Esther recuerda que “cuando estoy aquí en Noruega siempre nos preguntan que por qué nos vamos de España, con lo calentitos que estamos allí”. Unos locales que reciben con cariño a los españoles. “Nos tienen mucho aprecio porque dicen que somos muy trabajadores”, asegura Esther Tierraseca a El Digital de Albacete, y matiza que “aquí se trabaja de otra manera, mucho más relajado”.

“Echo de menos mi gente, la ciudad y mi Feria”
La idea de regresar a casa no está en los planes de la enfermera albaceteña, al menos de momento. “Volveré, pero no sé cuando, mi cabeza de momento sigue estando aquí”, manifiesta Esther, que puntualiza que “sé que mi vida la quiero a la larga en España, al sol, pero a corto plazo me sigo viendo aquí”.
Aunque su cabeza está a más tres mil kilómetros de casa, para la joven enfermera es imposible no echar de menos Albacete. “Aquí estoy muy bien, tengo amigos que los quiero con todo mi corazón, pero me crié en Albacete y tengo ese sentimiento de morriña”, explica Esther, que manifiesta que “echo de menos mi gente, la ciudad y mi Feria”, aunque confiesa que siempre hay un billete de avión preparado en septiembre para volver a Albacete.

Sobre la vida en Noruega, Esther Tierraseca explica que cuenta con muchos amigos españoles, y “no se diferencia tanto del ritmo de vida que podría llevar en España, aunque el ocio es más caro”, explica la albaceteña. Además, manifiesta entre risas que “tengo ganas de llegar a Albacete y que me pongan un pincho de tortilla en vez de un salmón”.
Como Esther, son muchos los casos de jóvenes enfermeros que deciden comenzar una nueva vida en otro país, lejos de casa. Muchos de ellos han elegido Noruega al igual que esta albaceteña para mejorar sus condiciones laborales.