El albaceteño Sebastián Díaz, de La Gineta, se alzó con el primer premio en el 71º Campeonato Mundial de Ornitología celebrado en Talavera de la Reina, proclamándose así campeón del mundo con su hembra de Camachuelo mexicano.
El evento reunió a más de 25.000 personas, en un espacio de más de 47.000 metros cuadrados, en donde había 3.775 expositores de aves, y unas 2.700 variedades de todas las partes del mundo, en concreto de 17 países. Entre ellas destacó la hembra de Camachuelo Mexicano de Sebastián, que se llevó el primer premio. El ornitólogo de La Gineta nos cuenta que “el Campeonato Mundial de Ornitología no solo es una competición, sino también una oportunidad para fomentar nuevas amistades y compartir la pasión por las aves. Estoy muy feliz, sobre todo por la satisfacción de conseguir un reconocimiento mundial a toda una vida dedicada a los pájaros”.

Toda una vida dedicada a los pájaros
La afición de Sebastián por los pájaros comenzó a una edad muy temprana. “Llevo criando pájaros desde que era un chiquillo. Desde que tengo uso de razón, siempre he tenido pajarillos en casa. Mi padre y mis tíos trabajaban en el campo, y yo siempre iba detrás de los pájaros. Además, con 7 u 8 años la gente del pueblo ya me traía los que se encontraban por la calle, porque se habían caído de un árbol, o de algún nido, para que los cuidara. Parece ser que siempre he tenido un don especial, porque a mí no se me ha muerto nunca ninguno. Será porque tengo toda la paciencia del mundo para cuidarles y darles de comer, porque siempre los he sacado adelante. Hasta entonces, solo había tenido pájaros del campo, que cuidaba y luego echaba a volar cuando estaban fuertes, pero cuando tenía 14 años tuve la suerte de que un tío mío que vivía en Elche (Alicante), y tenía canarios, me regaló uno amarillo y otro verde en una visita al pueblo. A esta pareja de canarios nunca la voy a olvidar, porque fue el comienzo de todo. Aquello para mí fue una verdadera explosión de emociones, porque encima, eran macho y hembra y el primer año criaron. Seguramente fue la suerte del principiante, pero para mí aquello fue una maravilla que me abrió un nuevo mundo. Estaba deseando salir del colegio para ir a casa corriendo y ver si había nacido algún polluelo. En ese momento comenzó mi vínculo con la canaricultura, y la ornitología en general”, recuerda.

En el año 1989, cuando Sebastián tenía 32 años y ya estaba casado, compaginaba su trabajo de carpintero, con su afición por los pájaros. “Por aquel entonces, comencé a tener contactos con gente que criaba canarios, y me empezó a entrar el gusanillo por la competición. Me hice socio de la ‘Sociedad de Canaricultores de La Mancha’, y me hice criador nacional, ya que para participar en concursos, los pájaros debían llevar su anilla de identificación. Esto es un hobby sin ánimo de lucro, porque no se gana dinero, y los premios de los concursos nunca son en metálico. Está claro que el dinero siempre ayuda, pero en este caso, la satisfacción de poder llevar a tus pájaros a los certámenes es mejor que el dinero. Otra peculiaridad es que los pájaros participantes deben de ser del año en curso, y que sean propiedad del que los presenta, algo que se identifica con la anilla. A mis pájaros los suelo anillar cuando tienen 4 o 5 días, cuando pesan 14 o 15 gramos, y son unas pelusillas. En ese momento no se puede saber si los pájaros van a ser buenos, malos, o regulares. Luego van creciendo, y es a la hora de pelechar, cuando van destacando los mejores. Hay que tener en cuenta que en realidad son concursos de belleza, en los que se tienen en cuenta aspectos como la talla, la postura, que no cruce las alas, y por supuesto el color”, explica.

Convirtiéndose en un profesional de la canaricultura
Poco a poco, Sebastián se fue convirtiendo en un profesional de la ornitología. “Me gustaban los canarios de todos los colores, y el hecho de asistir a campeonatos, observar a los demás, y leer muchos libros, me hizo coger mucha experiencia. Pero realmente, cuando aprendí de verdad fue cuando conocí a Juan José, un señor de Tarazona de la Mancha que me enseñó, entre otras muchas cosas, lo que tenía que hacer para sacar buenos colores, y criar buenos ejemplares. Yo siempre lo he considerado mi maestro, porque aprendí mucho de él. Un día me dijo que cuanto más tiempo estuviera con los animales, más corría el riesgo de volverme una buena persona, y en esas estoy. Paso con mis pájaros al menos 3 o 4 horas diarias, y lo cierto es que me lo paso de maravilla con ellos”, reconoce.

Tras unos años participando en competiciones, el esfuerzo fue dando sus primeros frutos. “Alrededor del año 1996 comencé a llevarme algunos premios en concursos a nivel local. Eso me dio alas a la hora de avanzar un poco más, lanzándome a participar en campeonatos a nivel regional. El primero que gané fue en 1998, en Alcázar de San Juan, y para mí eso fue un gran empujón para seguir creciendo. En 2002 se celebró un mundial en Gran Canaria, y entre varios canaricultores de Albacete organizamos un viaje y nos fuimos a ver aquello. Ahí no fui a participar, pero quería ver cómo funcionaba un mundial, y que presentaban los participantes de otros países. Al año siguiente, en 2003, ya participé en un nacional, en el que de momento no me llevé nada, pero era mi primera experiencia en un certamen grande”, revela.

El paso del canario, al verderón
Sebastián, que hasta entonces siempre había criado canarios, quería conseguir nuevos retos. “Me di cuenta de que criar canarios era muy fácil, y que lo hacía todo el mundo. A mí me apetecía meterme en algo que fuera más complicado para tener otro aliciente, así que en 2012, empecé a criar verderones. Son verderones mutados, y los que crío son de la variedad ‘Ágata Pastel’, e ‘Isabela’. Transcurridos unos años, en 2019, llegó el primer premio en un campeonato de España con un verderón, y a partir de ese momento, he conseguido ser campeón los últimos cuatro años. Por eso, puedo presumir de que, posiblemente, tengo los mejores verderones del país. Uno puede ganar un premio porque ha tenido suerte, pero cuando ganas cuatro años consecutivos, es porque tus pájaros son los mejores”, puntualiza.

Una hembra de Camachuelo Mexicano, campeona del mundo
En 2014, Sebastián comenzó a criar Camachuelos Mexicanos. “A base de ir a concursos, conocí los camachuelos mexicanos, y me gustaron mucho. Me interesé por esta especie y me puse a criar también, con el fin de no tener una sola variedad. En 2019 ya comencé a participar con ellos en campeonatos, hasta que en 2023, envié a una hembra a un concurso nacional que se celebraba en la Comunidad Valenciana. Esta hembra de camachuelo mexicano arrasó en el campeonato, llevándose la mayoría de puntos. A muchos entendidos les llamó la atención, y me dijeron que era un ejemplar muy especial, y que podía llegar alto en un mundial. Así que me la llevé al mundial celebrado recientemente en Talavera de la Reina, donde ha ganado el primer premio”.

Trabajando para criar futuros campeones
En estos momentos, Sebastián se encuentra en plena preparación de las parejas para la próxima cría. “Aquí en La Mancha, la mejor época para la cría de este tipo de pájaros es la primavera. Como ya la tenemos cerca, ya me estoy preparando para la nueva temporada. Lo primero que hago es ir seleccionando las parejas. Primero hay que comprobar que sean macho y hembra, también que no tengan consanguinidad, procurar que si uno tiene mucha pluma, el otro tenga poca, y sobre todo que sean pájaros sanos y fuertes. Una vez elegidos, coloco el macho a un lado, a la hembra en el otro, y pongo un separador opaco para que se oigan, pero no se vean. Transcurridos unos 15 a 20 días, cambio el separador opaco por uno de rejilla, con el fin de que se vayan viendo, y conociendo. De este modo, se van acostumbrando el uno al otro. Al pasar otros 15 o 20 días en los que han estado viéndose, quito la rejilla y les dejo juntos para que tengan mucha descendencia. Las crías que nacerán próximamente, serán los ejemplares con los que competiré este nuevo año. Un año en el que, después de ganar el campeonato del mundo, no puedo bajar el listón”, concluye. En la Gineta le conocen como ‘Sebas, el de los pájaros’. Un enamorado de las aves que ha conseguido, tras más de 30 años de dedicación, estar entre los mejores ornitólogos del mundo.
















