Hacer jabón casero con aceite usado, una tradición que gana adeptos en Albacete

Reciclar aceite fabricando jabón, algo de toda la vida en Albacete

Fabricar tú mismo tu propio jabón es mucho más sencillo de lo que crees y se puede hacer cómodamente en casa guardando unas mínimas precauciones, haciendo las delicias el producto final tanto para la colada como para el aseo personal. Además, es una fantástica manera de reciclar aceite, ya que por muy usado que esté y olores pueda tener, la reacción de saponificación hará que esos aromas desaparezcan y, además, puedes elegir tú mismo la fragancia final de tu jabón casero.

Muchos recordarán a sus abuelas lavando la ropa con grandes pastillas de jabón que elaboraban ellas mismas reutilizando y reciclando la pringue que sobraba cuando la orza de chorizos, morcillas y otros derivados del cerdo llegaba a su fin. También, en aquellos años en los que nunca sobraba nada, usaban ese jabón para lavar y sanar las heridas de los enfermos escarados debido a la presión continua de la cama, que reducía la circulación de la sangre hacia las áreas vulnerables del cuerpo y producía esas heridas tan dolorosas.

Jabón de sosa, una tradición muy viva en Albacete

Hacer jabón de sosa ha sido algo de toda la vida en Albacete y sus pueblos, y quienes a día de hoy lo siguen haciendo en casa tienen muy claro que “esos jabones de antaño limpian mejor que los mejores detergentes de ahora”, no dudando además en afirmar que “las manchas resistentes que no se quitan en la lavadora, desaparecen al instante cuando les doy con este jabón”. Pero no sólo se puede hacer este jabón para la colada, también se pueden hacer con todo tipo de fragancias para lavarse las manos, la cara u otras zonas del cuerpo.

El jabón, en los pueblos de Albacete, algo de siempre

Como decimos, la tradición jabonera en los pueblos de Albacete viene de mucho tiempo atrás y son muchos los que a día de hoy siguen la costumbre de sus abuelas y elaboran su propio jabón como se hacía antaño, pero también hay muchos que se han ido incorporando a esta faceta por aquello del ‘hágalo usted mismo’ o el ‘do it yourself’, que dirían hoy en día los modernos a los que les gusta ser ‘cool’ y darle un toque anglosajón a los términos que ya existen en castellano, pero bueno, eso ya es harina de otro costal.

Volviendo al jabón, y al hilo de lo que comentábamos, cada vez son más los adeptos a hacer jabón en casa y los resultados nunca defraudan, ya que es mucho más sencillo de lo que parece y no hace falta mucha infraestructura ni mucho menos.

Los ingredientes imprescindibles son el agua, el aceite usado, o pringue, y la sosa cáustica (hidróxido sódico). A partir de ahí, se le puede añadir esencias, exfoliantes, o colorantes, pero lo que no puede faltar nunca es el agua, la pringue y la sosa. Además, también hará falta un recipiente de acero o vidrio, nunca de aluminio, sirviendo también las espuertas que toda la vida se han usado para el campo hechas de goma dura o plástico. Igualmente, son necesarios un palo de madera como mezclador, una balanza, moldes, gafas, guantes y llevar manga larga, ya que la sosa es altamente corrosiva y es mejor prevenir que curar.

El primer paso será filtrar bien el aceite para quitarle los posibles ‘posos’, reservando para más adelante el uso de este aceite cuando ya esté limpio de impurezas tras su filtrado.

Por otro lado, en un recipiente echaremos el agua y le añadiremos 123 gramos de sosa cáustica por litro. En este paso, el orden de los factores sí altera el producto en lo que a la seguridad se refiere, ya que hay que echar la sosa al agua y nunca al revés si no nos queremos llevar un buen susto. Conforme se vaya adicionando la sosa al agua, vamos removiendo con un palo o una cuchara de madera hasta que la mezcla se disuelva por completo y quede trasparente. Cabe destacar que conforme aumente la cantidad de gramos de sosa en el agua aumentará la temperatura de la mezcla, ya que se produce una reacción exotérmica y se desprende calor, algo totalmente normal en este caso.

Jabón de sosa, una tradición muy viva en Albacete

Dejaremos la mezcla de agua y sosa reposar hasta que se enfríe, llegando ahora el momento de ir añadiendo poco a poco el aceite que habíamos anteriormente filtrado, lo que tendremos que acompañar de un removido para que se mezcle todo bien y quede de manera homogénea. Tras ello, llegaría el momento de añadir esencias, colorantes u otras elecciones adicionales.

A partir de aquí, la saponificación hace la magia y pasadas unas horas, y tras verter la mezcla anterior a un molde, tendrás tu jabón. La saponificación es un proceso químico en el cual los triglicéridos (las moléculas que componen las grasas) reaccionan con una base (compuesto alcalino, con pH alto), como la sosa cáustica, dando como resultado la formación de jabón y glicerina.

Tu abuela albaceteña te lo explicaría así: “El jabón casero se hace con pringue y sosa cáustica. En un lebrillo, se echa la sosa al agua y se va removiendo con un palo. Una vez que la sosa está deshecha, se incorpora la pringue. Luego se le añade más agua, mientras se le da vueltas hasta convertirse en una masa homogénea. A partir de ahí solo queda dejar esa masa en una caja tapada con un plástico durante la noche, y al día siguiente se obtiene el jabón, que se corta con un cuchillo para repartirlo en pastillas”.

En la elaboración de jabón hay que tener cuidado con las salpicaduras, ya que la sosa es muy corrosiva. Por eso se recomienda el uso de gafas protectoras, guantes y manga larga.

/Fotos: Miguel Ángel Fernández Cantos/

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Nacho Lopez

Nacido en Albacete. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación en radio, televisión y digital, como Intereconomía radio, Cadena SER, Punto Radio, ABTeVe y VOZ Castilla-La Mancha.
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