El Catálogo de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha es el instrumento utilizado a nivel regional para la protección y gestión de los bienes incluidos en el mismo. Además se trata de un documento único y en este mismo Catálogo están inscritos los Bienes de Interés Cultural (BIC), los Bienes de Interés Patrimonial (BIP) y los Elementos de Interés Patrimonial (EIP) existentes en Castilla-La Mancha, que han obtenido una declaración individualizada de reconocimiento y protección.
En concreto, forman parte de este especial Catálogo un total de 669 bienes de toda la región, de los que 92 pertenecen a la provincia de Albacete. Así, la albaceteña es la provincia castellano-manchega con un menor número de bienes incluidos en este Catálogo de Patrimonio Cultural, siendo Toledo con 241 la provincia que encabeza el listado.

Cabe recordar que en este Catálogo no se incluyen aquellos otros Bienes de Interés Cultural declarados de una forma genérica que hacen referencia, respectivamente, a las cuevas, abrigos y lugares que contengan manifestaciones de arte rupestre; castillos de España, y escudos, emblemas, piedras heráldicas, rollos de justicia, cruces de término y demás piezas y monumentos de análoga índole cuya antigüedad sea de más de cien años, tal y como aparece reflejado en la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
Bien Inmaterial
La provincia de Albacete cuenta con la declaración de 5 bienes inmateriales. En concreto, una de estas consideraciones corresponde a Albacete capital y el resto se reparte entre varios municipios de la provincia.
La cuchillería y navajas clásicas de Albacete aparecen en este Catálogo como Bien Inmaterial desde 2017. El sector de la cuchillería, reconocido por su prestigio y calidad, es una actividad que se ha constituido como una de las señas de identidad de la ciudad de Albacete, dando lugar a diversas costumbres y tradiciones actualmente vigentes, y que contribuye significativamente en el esfuerzo productivo de la ciudad, creando empleos y riqueza. Además, la navaja forma parte de la cultura popular y cuenta con una tipología y características propias que la dotan de un valor cultural específico.

El nacimiento del sector cuchillero se remonta varios siglos atrás y su desarrollo se encuentra unido a la evolución histórica y socioeconómica de las gentes de Albacete. Su continuidad histórica hace que este oficio artesano perviva en la actualidad.
Todos estos motivos llevaban al Gobierno Regional de Castilla-La Mancha a declarar la cuchillería y la navaja clásica de Albacete como Bien de Interés Cultural con categoría de Bien Inmaterial.
Bien de Interés Patrimonial
Albacete capital cuenta con un total de 6 emblemáticos inmuebles declarados de Bien Interés Patrimonial. Los últimos en incorporarse a este Catálogo regional de Patrimonio Cultural fueron en 2019 la Casa Cabot, la Casa Juan López, la Casa Julia Gómez y el Gran Hotel.
Todas estas edificaciones están situadas en el principal eje histórico de Albacete. En concreto la Casa Cabot se sitúa en el corazón de la calle Marqués de Molins en su confluencia con la calle Mayor.

Siguiendo el encargo del que fuera alcalde de la ciudad, José Cabot, el arquitecto Miguel Ortíz, alzó allá por 1922 un edificio con fuertes tintes monumentales, potenciados por la gran fachada orientada a la céntrica calle Marqués de Molins. Esta monumental fachada presenta todo un conjunto de elementos arquitectónicos y ornamentales que se aglutinan en torno a las grandes pilastras almohadilladas que la dividen.
Pero más allá de su estructura, de sus balaustradas y de todos los elementos decorativos que hacen única a esta fachada, llama poderosamente la atención la gran cúpula azul escamada de azulejos que corona el edificio. Una estructura digna de mención que además se encuentra en la esquina del edificio.
Continuando el trazado de esta céntrica calle de Albacete encontramos la Casa Juan López, también declarado BIP en 2019. Se trata de un edificio modernista construido en 1922 en la siguiente esquina de la Casa Cabot.

Esta edificación es considerada por muchos expertos como la obra cumbre de los arquitectos Julio Carrilero y Manuel Muñoz, encargada por Juan López, en la privilegiada manzana de Marqués de Molins que delimitan las calles de la Concepción y Mayor. Ambos son edificios de prestigio, sujetos a una misma ordenanza y “dotados de un eclecticismo solemne, de sólida tradición decimonónica, que no renuncia a cuantos recursos, clásicos o románticos, puedan contribuir a su mayor gloria y esplendor”, recoge el Catálogo de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha.
El chaflán constituye su principal eje de simetría, una diagonal que “se sustancia en una esbelta torre cupulada y rematada en pináculo, flanqueada por otras dos cúbicas, especies de dados con óculos, balaustradas y bolas. Así pues, estamos ante un proyecto notable y bien conservado del academicismo ecléctico, característico de la ciudad de Albacete y de su gran eje histórico”, expone el Catálogo.
Julia Gómez Alfaro encargaba en 1926 al arquitecto Julio Carrilero “un proyecto de viviendas que guarda una gran armonía y monumentalidad con las casas Juan López y Cabot”, detallaba el Catálogo Patrimonial de Castilla-La Mancha. Muy próximo a las dos edificaciones anteriormente señaladas este inmueble pasó a formar parte de este especial listado en 2019.

Grandes pilastras, balcones, y un bello mirador son algunos de los rasgos más característicos de este céntrico edificio declarado Bien de Interés Patrimonial por el Gobierno regional. Pero un elemento que sin duda hace único a este inmueble son las rejas que recubren las ventanas del, ahora espacio comercial, que se aloja en el bajo y que tras su retirada en debieron de ser devueltas a su ubicación original al tratarse de un edificio protegido.
Cierra esta calle de Albacete el emblemático Gran Hotel. Este edificio data de principios de siglo XX, y “es la primera y más emblemática arquitectura del salón urbano que se generó en la ciudad a partir de la llegada del ferrocarril”, recoge el Catálogo.

Es obra del arquitecto Daniel Rubio Sánchez quien lo proyectó en 1915, y su promotor fue Gabriel Lodares. La amalgama de estilos aderezados con un barniz modernista, supuso una ruptura con el concepto de posada que hasta entonces imperaba en la ciudad de Albacete.
Completan los Bienes Inmuebles declarados de Interés patrimonial la Plaza de Toros de Albacete y el Chalet Fontecha, que entraron a formar parte de este listado en 2018 y 2014 respectivamente. Sobre el coso taurino de la capital albaceteña cabe destacar que vio la luz en 1917 tras sufrir el proyecto inicial de Julio Carrilero y Manuel Sainz la modificación de la altura, así como su proximidad al Recinto Ferial.
El resultado fue una plaza baja, a la que se conoce con el nombre de ‘La Chata’. De inspiración neomudéjar, la Plaza de Toros de Albacete cuenta con arcos de herradura, alfices, arcos apuntados, cornisas escalonadas y pináculos gotizantes, ofrece un agradable aspecto exterior. Además tiene cinco corrales en comunicación con uno de grandes dimensiones a modo de vestíbulo de los anteriores que se hizo con el fin de practicar las desencajonadas.

En relación al Chalet Fontecha el Catálogo regional de Patrimonio Cultural detalla que “es un palacete albaceteño, ejemplo de la tipología arquitectónica y urbana que caracteriza las construcciones de tipo residencial del primer cuarto del siglo XX”. Un edificio obra de Julio Carrilero, de planta rectangular situado en la zona centro de Albacete con una superficie de 1.400 metros cuadrados distribuidos en varias plantas.
En la planta baja existe un hall, a doble altura, en la que se sitúa la escalera principal que constituye el elemento distribuidor de las estancias del edificio. “La fachada del edificio es de composición clásica, con disposición simétrica de los huecos, con empleo de elementos arquitectónicos neo-renacentistas y elementos decorativos barrocos”, subraya el propio Catálogo.
Bien de Interés Cultural
Otra de las categorías de protección detalladas en el Catálogo de de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha es la que hace referencia a los bienes de Interés Cultural (BIC). En concreto, Albacete capital cuenta con un total de 7 monumentos y una zona arqueológica declaradas BIC.
El Museo Arqueológico Provincial de Albacete situado en el interior del Parque Abelardo Sánchez fue declarado BIC en 1962. Se trata de una construcción contemporánea, perteneciente a la arquitectura orgánica en la que se albergan fondos arqueológicos de los distintos yacimientos de la provincia.

Esta obra de Antonio Escario cuenta con dos plantas donde los distintos lugares de exposición aparecen separados por niveles al mismo tiempo que se mantienen unidos visualmente creando un espacio unitario pero diferenciado.
La Posada del Rosario es un edificio construido en el siglo XVI y que era declarado BIC en 1980. Se trata de una antigua casona de dos pisos organizada en torno a un patio central que se utilizó como posada a partir del siglo XVIII.

Tuvo en su momento otras dependencias destinadas a cuadras o a guardar aperos y carruajes. Sin duda, el patio interior es el elemento más característico del edificio y posee doble galería sustentadas por columnas. Actualmente el edificio se encuentra totalmente restaurado, albergando distintas salas de estudio.
La Iglesia Catedral de San Juan Bautista fue declarada como monumento BIC en 1982. La Catedral de Albacete fue construida a principios del siglo XVI sobre otra iglesia anterior de estilo mudéjar.
Los trabajos de construcción se iniciaron en 1515 y se terminaron en 1949 coincidiendo con su declaración como catedral al ser creada la Diócesis de Albacete. Es de planta de cruz latina, de estilo gótico-renacentista y está formada por tres naves de igual altura y dividida en tres tramos.

Tal y como recoge este Catálogo “la Capilla Mayor es de planta pentágona y se cubre con una bóveda de crucera realizada en el siglo XVI. La decoración de los muros del templo fueron encargados por monseñor Arturo Tabera a Casimiro Felix Escribá García, en 1958. Está compuesto por de una serie de óleos sobre lienzos pegados al muro y que cuentan con una superficie aproximada de 1.000 metros cuadrados, girando la temática de los mismos alrededor de temas bíblicos y otros de temática religiosa de libre interpretación.
La antigua iglesia de La Asunción está situada en el centro de Albacete y actualmente es el Centro Cultural que recibe el mismo nombre, dependiente de la Diputación Provincial de Albacete. Según el Catálogo “se cree que el origen de esta iglesia con su convento vino dado por el retiro de Doña María Álvarez Marco, que creó un baterio a finales del siglo XV”.
Este monumento está considerado como BIC desde el año 1983. Durante el siglo XVI funcionó como convento de monjas franciscanas siendo suprimido a raíz de la desamortización de Mendizábal en 1843.

Posteriormente en 1845 una parte de este edificio se destinó a Casa de Maternidad, al cuidado de las Hermanas de la Caridad y en otra parte albergó un Conservatorio de Música. Tras una restauración integral en los años 80 en la actualidad alberga el Instituto de Estudios Albacetenses y el Conservatorio de Profesional de Música de la Diputación.
Además de por sus Navajas, Albacete es conocida internacionalmente por su Feria. Así, en 1991, el edificio de la Feria de Albacete fue declarado BIC pasando a formar parte del Catálogo regional de Patrimonio Cultural.
El valor de este edificio va más allá de sus características constructivas o de la originalidad de su planta. Se trata de la edificación más conocida de la ciudad ya que en este espacio se celebra la Feria de Albacete, del 7 al 17 de septiembre.

Cabe recordar que la Feria de Albacete está declarada de Interés Turistico Internacional, y es presidida anualmente presidida por la patrona de la ciudad, la Virgen de los Llanos, que se instala en la capilla de la Casa de La Villa durante las fiestas.
El edificio fue construido en 1783 por Josef Jiménez y sirvió originalmente para albergar la feria que se celebraba hasta entonces en el paraje de Los Llanos. Lo más característico del edificio que conforma el Recinto Ferial es su planta, que coloquialmente se dice que tiene forma de sartén.
Algo también característico de este emblemático espacio de Albacete son los círculos concéntricos o redondeles que arrancan desde la conocida como fachadas de la Casa de la Villa. En el círculo central se dispone el conocido como ‘El Templete’ obra diseñada por Daniel Rubio en 1912.
La fachada principal del recinto o Puerta de Hierros fue diseñada por Manuel Carrilero en 1974, sustituyéndola posteriormente. “Está formada por tres cuerpos independientes unidos por una galería porticada, donde hay abiertos tres vanos con arcos de medio punto al puro estilo neoclásico. Una espadaña con frontón triangular remata el cuerpo central, donde está esculpido en piedra el escudo de la villa”, remarca el propio Catálogo.

Una de las paradas obligatorias de quienes vistan Albacete es el Pasaje de Lodares, un edificio de estilo post-modernistas historicismo construido en 1925 a modo de gran galería acristalada. El artífice de esta obra fue Buenaventuras Ferrando Castell, siendo declarado este monumento como BIC en 1991. Las vidrieras, columnas y diferentes elementos decorativos forman un espacio único situado en un céntrico enclave de Albacete que conjuga espacio comercial y viviendas.
El último monumento albaceteño en pasar a formar parte de este Catálogo de Patrimonio fue el Teatro Circo en 2013. Este edificio conjuga una doble función de teatro y circo configurándose como un espacio en forma de herradura con un patio de butacas central que se convierte en pista de circo cuando se precisa.

El edificio fue inaugurado en 1887 y constituyó el primer, y durante muchos años, único ejemplo de edificio con fines lúdicos y culturales, construido ex novo, con que contó la, entonces incipiente, ciudad de Albacete.
La única zona arqueológica con la que cuenta Albacete capital declarada Bien de Interés Cultural es el Acequión. Se trata de una zona arqueológica situada a algo más de 14 kilómetros de la ciudad de Albacete y está integrada por distintas unidades individualizadas y diferenciables.
Entre ellas se encuentra un poblado de la Edad del Bornce, un yacimiento Ibérico y una necrópolis Ibérica. De estas tres zonas, la única que se ha excavado es la que alberga el poblado de la Edad del Bronce. Este yacimiento es un exponente más de lo que se ha denominado ‘La Cultura de las Motillas’ o establecimientos humanos ubicados en pequeñas elevaciones en medio de extensas llanuras manchegas.