PAASA, todo un ejemplo para preservar la salud de los empleados y la seguridad alimentaria frente al COVID-19

/Llanos Esmeralda García/ Fotos: Ángel Chacón/

La actual crisis sanitaria por el coronavirus Covid-19 está suponiendo un gran reto para la industria alimentaria y es que además de tener que asegurar con normalidad el suministro de alimentos a la población tienen que hacer más esfuerzos por salvaguardar la salud de los trabajadores de la empresa así como seguir garantizando la seguridad alimentaria de sus productos con los mismos estándares de calidad de siempre.

Ejemplo de ello es PAASA, empresa albaceteña que cuenta con 50 años de historia y cuatro generaciones dedicadas al procesamiento y la venta de pollo de calidad, ya que atestiguan protocolos de higiene, planes de control, etc., pero debido a las circunstancias del momento se han visto obligados a adaptarlas, de forma que sean lo más eficaces posible y seguir ofreciendo el mismo producto a la población pero de la forma más segura en estos momentos tan complicados para todos.

 

 

“En una situación tan compleja como la que estamos viviendo exige medidas adicionales”, detalla a El Digital de Albacete el gerente de PAASA, Juan Antonio Gómez y es que señala que desde el primer momento que tuvieron conocimiento del Covid-19 y “según las recomendaciones que fuimos teniendo por parte del equipo de Sanidad y de Calidad de la empresa” asegura que se empezaron a implantar todas las medidas de refuerzo tanto de personal como alimentaria.

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Especifica Gómez que ya contaban en la planta de PAASA en Albacete con dispensadores de gel hidroalcóholico, “había zonas en las que ya se requería por parte de los protocolos de seguridad alimentaria estos dispensadores pero se reforzaron en zonas de entrada a la planta, cualquier tipo de entrada y de personal, no solo a zonas de proceso”; en total se colocaron unos 14 dispensadores más. En este sentido señala el gerente de PAASA se hicieron con acopio de gel  hidroalcohólico e incluso buscaron fórmulas para su elaboración “en caso de que nos hiciera falta, por si nos quedábamos sin suficiente”, aunque matiza que “no ha sido así”. Además, se llegó a instalar “un arco de desinfección por ozono en el acceso a planta, por el que todo el personal pasaba antes de su acceso a la misma, aunque actualmente y puesto que no hay un estudio fiable respecto de la seguridad de las personas con este tipo de desinfección hemos parado este sistema hasta que nos den autorización para seguir utilizándolo”.

Así con el objetivo de garantizar la máxima seguridad en PAASA, preservar la salud de los empleados y la seguridad alimentaria, especifica Gómez, se han puesto en marcha las siguientes iniciativas para hacer frente al Covid-19. Se han dotado a los trabajadores de planta de pantallas faciales para su protección, además de las mascarillas y guantes, aunque ya los protocolos les obligaban a utilizar las FFP1 o FFP2 en algunos puestos. 

También se ha dotado a los trabajadores de una mascarilla para sus viajes desde casa al trabajo, se ha separado al personal en los cambios en los vestuarios (máximo 4 personas de forma simultánea en los vestuarios más grandes, en los más pequeños 3). Se ha dotado a todos los choferes (mayoristas, autoventas, conductores de autobús) de guantes, mascarillas y gel hidroalcohólico para la desinfección de manos, así como de pulverizadores de desinfectante hidroalcohólico de superficies para desinfectar volante, palanca de cambios, e incluso se les tomaba la temperatura a aquellos que tenían que subir al autobús. 

A todos los puestos de oficinas se les ha dotado de guantes, así como de gel hidroalcohólico para la desinfección de manos. También de pulverizadores de desinfectante hidroalcohólico de superficies para limpiar el puesto de trabajo (teclado, ratón, teléfono, etc) antes de comenzar el turno y al finalizarlo. Así como se limpia con desinfectante hidroalcohólico superficies por parte del equipo de calidad en pomos, mesas y sillas de comedor, dispensadores de gel, interruptores de luz, etc. con una frecuencia cada dos horas, o tras un turno de almuerzo de una de las secciones.

Se implantó y se protocolizó un sistema de desinfección de los vehículos con nebulización de un viricida por parte de una empresa especializada de las oficinas, aseos, comedor y vestuarios una vez a la semana; así como en los microbuses de personal dos veces a la semana. Además se ha instalado una barrera física en las zonas de atención al personal desde las oficinas. Otra de las medidas que se implantó, señala el gerente de PAASA, fue la de “quitar la venta al público directa para evitar que viniese gente de fuera a la planta y se controló el acceso de las personas al recinto”.

En materia de prevención laboral, especifica el gerente de PAASA,  “se realizó un listado de personas especialmente sensibles al COVID-19 que se mandó a valorar por el Servicio de prevención y, según los parámetros del gobierno, unas 20 personas fueron valoradas, de las cuales 4 se les recomendó que se cogieran la baja”. Además, se han realizado test de serología cuantitativa al personal sospechoso por síntomas o contacto con infectados para asegurar la reincorporación de éstos al trabajo, “de momento todos los que hemos hecho han salido negativo”, especifica Gómez. Y es que en PAASA señala su gerente en plantilla son 145 trabajadores, además de las dos empresas externas que llevan el trasporte de animales vivos y la limpieza y desinfección de la planta, en total suman casi 170 empleados. 

Existe además una separación de los trabajadores en sus puestos de trabajo siempre que es posible. Separación en el comedor de las mesas del personal en los almuerzos, así como hacen dos turnos de almuerzo en el despiece. Existe una separación del personal a la hora de realizar sus pedidos en oficinas, como máximo 3 personas de forma simultánea dentro de oficinas y con separación entre ellas. El resto permanece fuera separadas. Se ha realizado un desdoblamiento del personal que llega en los microbuses de la empresa, haciendo dos viajes para cumplir con el máximo permitido por transporte. Así como se mide la temperatura de todo el personal antes del acceso a planta.

“Hemos implementado todas las medidas que se han ido exigiendo al sector” e incluso señala el gerente de PAASA “hemos intentado adelantarnos a las medidas que salían y haciendo acopio de EPIs”. Y es que matiza Gómez que el objetivo de PAASA en relación a esta crisis sanitaria es la de “evitar que ninguno de los trabajadores dentro de la empresa pueda pasar la enfermedad y no se la transmita a los compañeros; así como mantener la seguridad alimentaria de los productos”.

En estos momentos tan duros donde la actual crisis sanitaria afecta en mayor grado a aquellas personas que menos tienen y que más lo necesitan, desde PAASA son conscientes de esta situación y han donado casi 4.000 kilos de alimentos a distintas entidades albaceteñas sin ánimo de lucro como El Banco de Alimentos, Remar, Cruz Roja y Cáritas. “Se ha hecho un esfuerzo extraordinario en la cantidad y en los alimentos a donar”, incide el gerente de PAASA. Una labor altruista que bien conocen puesto que “históricamente desde PAASA se donan productos al Banco de Alimentos semanalmente”.  

PAASA, planta ubicada en el Polígono Industrial Romica de Albacete, Av. D, Parcela 218B, apuesta por la salud de su plantilla, de su empresa y sobre todo por ofrecer el mejor servicio alimentario en las óptimas condiciones de garantía.

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