Antes de la era ‘social media’ preferíamos disfrutar de un viaje, una cena con los amigos o un maravilloso paisaje y después, si alguien llevaba la cámara encima, inmortalizar el momento. Ahora publicar la foto es la prioridad y poco importa compartir el rato con nuestros allegados o conocer nuevos lugares.
La necesidad de obtener cuantos más «me gusta» mejor y de sentirnos aceptados dentro de la comunidad virtual está afectando negativamente a nuestro día a día, según un estudio publicado por el New York Times. Un 58 por ciento de los encuestados han asegurado que «subir la foto perfecta les ha impedido disfrutar de muchas experiencias». Parece ser que, para la mayoría de usuarios, poco importan los atardeceres, las jornadas en la playa o el tirarse en paracaídas si no hay una instantánea que atestigüe ese momento.
Esa obsesión por mostrar nuestras vidas en las redes sociales se acentúa cuando decidimos convertirnos en turistas. Nueve de cada 10 participantes del estudio han preferido fotografiarse a conocer a fondo el lugar que han elegido visitar. Además, casi un 14 por ciento ha arriesgado su propia seguridad por una publicación que sabía que iba a tener muchos «me gusta». Los selfies al límite de un acantilado o en la cornisa de un edificio son un claro ejemplo de cómo por lograr una gran foto se puede poner en riesgo o, incluso, perder la vida.
Por otra parte, esta fijación con Facebook, Instagram o Twitter ha hecho que tres de cada cuatro encuestados se hayan comportado de manera distante o maleducada por estar pendientes de sus teléfonos e, incluso, un 25 por ciento ha permitido a las notificaciones interrumpir momentos íntimos con su pareja.
Otro de los aspectos de nuestra vida que se ven trastocados por las redes sociales es la paternidad. No son pocos los padres que se han perdido un momento importante para su hijo por hacer una foto o un vídeo con el que mostrar a sus seguidores lo fantástico que ha sido y lo orgullosos que se sienten. Además, un 79 por ciento no ha pensado en la privacidad de sus hijos cuando ha colgado en Internet algún contenido que les afectara.
Los autores de este estudio concluyen relacionando la dependencia de los ‘social media’ con la infelicidad. «Estar pendientes constantemente de capturar el instante hace que no lo disfrutemos como se merece», asegura el estudio. «Puedes tener más amigos, más seguidores, más «me gusta», puedes actualizar más tu perfil…pero no te llenará completamente».